Abrir en ventana nueva |
María Cruz Rubio Liniers
Madrid: CINDOC;
ANABAD Castilla- La Mancha, 1999. 326 pág.
ISBN- 84-00-07830-6
E
l
uso de Tesauros en el análisis y recuperación de la información
especializada es hoy el mejor sistema y el más utilizado en las bases de
datos documentales. A pesar de existir un gran número de Tesauros
disciplinares en Ciencias Sociales y Humanidades, faltaba un instrumento
eficaz que recogiera y estructurara las palabras de nuestra Historia
Contemporánea.
Tras
una amplia introducción sobre los lenguajes documentales y la documentación
histórica, se recogen más de 4.000 conceptos
del lenguaje utilizado por los contemporaneístas,
estructurados en 11 “familias” semánticas : Historiografía,
Fuentes históricas, Historia política, Historia militar, Historia
económica, Historia social, Historia religiosa, Historia de la cultura,
Historia de la ciencia y la técnica, Historia de la administración, Derecho
y Organización del territorio y Acontecmientos Históricos.
La
obra se organiza en
una parte alfabética son todas sus relaciones, una parte jerárquica o
clasificatoria y un apéndice o lista de instituciones, sociedades y fuerzas
políticas de los siglos XIX y XX.. La edición ha corrido a cargo del CINDOC
(CSIC) y ANABAD Castilla-La Mancha.
El
Tesauro de Historia Contemporánea de España tiene la vocación de ser útil
a todas las instituciones,
archivos, bibliotecas y centros de documentación, así como a los
investigadores, relacionados con el conocimiento y sistematización de la
información histórica. La aplicación de un mismo lenguaje documental en el
análisis de la documentación relativa a los siglos XIX y XX repercutirá
positivamente en el conocimiento y la difusión de nuestro legado histórico.
A
continuación recogemos el capítulo primero de este libro, donde se ofrece
una visión sobre las características y tipología de los conceptos usados
por los historiadores
CAPITULO
I.
SEMÁNTICA
DEL DISCURSO HISTÓRICO
1.
- LAS PALABRAS DE LA HISTORIA: CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS
Desde que Wüster
[1]
(1930) planteó la necesidad, en el campo de la tecnología, de
controlar la terminología científica como elemento superador de barreras en
la comunicación entre científicos, hasta la actualidad, en que el uso de las
nuevas tecnologías de la información requiere una cada vez mayor
sistematización del conocimiento en el procesamiento y recuperación de todo
tipo de información, la investigación sobre terminología científica se ha
desarrollado enormemente en el campo de las Ciencias Puras y Aplicadas, con un
lenguaje más sistematizado y universal, que favorece la normalización y
aceptación de los términos científicos.
Por
su parte las modernas teorías lingüísticas, desde
Saussure a Chomsky
[2]
, llegando hasta la
actualidad han puesto en entredicho y revolucionado los métodos clásicos de
investigación de las Ciencias Sociales. La semiótica y el análisis del
discurso han afectado a la conceptualización de la historiografía y amenazan
incluso el oficio del historiador, poniendo en entredicho la realidad y
objetividad histórica.
Elena
Hernández Sandoica
[3]
analiza desde la concepción semiótica del lenguaje el concepto
del historiador como mediador entre el sujeto y el mundo, en un interesante
recorrido que parte de la filosofía alemana (Popper y Wittgenstein) hasta la
radicalidad de Barthes y los deconstruccionistas. Es sobre todo en el ámbito
de la lectura de los significados y en la hermeneútica donde la lingüística
juega un importantísimo papel. Recordemos a Koselleck
[4]
y a Spiegel,
[5]
y el valor que conceden a la comunicación, el mensaje discursivo
y sus significados. Koselleck advierte que sin acciones lingüísticas no
son posibles los acontecimientos históricos; las experiencias que se
adquieren de ellos no se podrían interpretar sin lenguaje. Spiegel afirma
el irreductible carácter semiótico de nuestra práctica histórica.
El historiador es un mediador entre el documento,
el discurso de algún otro invisible que nos habla desde algún
lecho de muerte, cuya exacta ubicación nos es desconocida. Huellas y
voces que el historiador debe hacer emerger del
silencio....."huellas de significado".... Sus palabras son la
forma de aprisionar una realidad pasada,
que aún no siendo toda la realidad es la única que nos llega.
Sin
embargo, la pura interpretación lingüística, se abre hacia una explicación
sociológica al colocar ambos historiadores la conciencia social o las
ideologías en la base de la semiótica. Parecen abrir una puerta a la
importancia de las palabras, pero nunca confundir la realidad con ellas. Cualquier
historia es algo diferente a lo que nos puede proporcionar su articulación
lingüística; pero eso diferente sólo puede hacerse cognoscible a través
del medio del lenguaje......
Si
no es la Historia lo que nos cuenta el historiador, sino su interpretación,
su análisis, su visión de los hechos; en la medida en que las palabras del "moribundo"
sean conceptualizadas, comprendidas y analizadas por muchos, podrá sentar la
historiografía las bases de una reflexión teórica y metodológica propia.
Recordemos
las palabras de Max Weber
[6]
: "El lenguaje que utiliza el historiador contiene cientos
de palabras que comportan semejantes cuadros mentales imprecisos, entresacados
de la necesidad de la expresión, cuyo significado sólo se siente de forma
sugestiva, sin haberlo pensado con claridad. (..) Pero cuanto más clara
consciencia se quiere tener del carácter significativo de un fenómeno
cultural , más imperiosa se hace la necesidad de trabajar con unos conceptos
claros, que no estén determinados de forma particular, sino general"
"La
ciencia es también la construcción y uso de un lenguaje específico, que es
el aparato con el que se cuenta para dar cuenta de los hechos, para transmitir
dicha ciencia"
[7]
. Para demostrar
algo primero hay que elaborar conceptos, después construir proposiciones y
por último construir teorías. Esto lo consiguen fundamentalmente las
ciencias "puras". Hacer ciencia es elaborar conceptos. Pero el
concepto científico no es algo que pueda ser claramente delimitado. "Es
una idea, una red de relaciones estructurales. Los conceptos sólo pueden
definirse en función de otros conceptos cuyos significados ya están dados.
Así, los conceptos van tomando forma y aclarándose en la medida
en que la teoría en la que juegan un papel tiene consistencia... El
lenguaje de la ciencia es el elemento o producto último , el resultado
cognoscitivo es la teoría
[8]
.
En
los últimos años, y sobre todo a partir de mediados de los 80, curiosamente
unido a la polémica de la crisis de la Historia, se advierte un fuerte y
creciente interés por consolidar el marco teórico y terminológico de la
historiografía española. La aparición de revistas como Ayer, o
Historia Contemporánea, y la proliferación de trabajos teóricos
en publicaciones como Studia Histórica, Bulletin de Histoire Contemporaine
de l'Espagne, etc. muestran la importante transformación de los métodos
historiográficos desde el deseo de dar a la Historia un marco propio
conceptual en las disciplinas sociales. Esta necesidad de conceptualización
ha sido también denunciada desde el punto de vista de los especialistas en
documentación que han investigado el lenguaje de las Ciencias Sociales y
Humanas
[9]
. La mayoría de los autores coinciden en afirmar las dificultades
de control del vocabulario en estas disciplinas debido a los siguientes
factores:
1. -Los objetos de la investigación en Sociología, Ciencias
Políticas o Historia son fenómenos sociales, comportamientos y estructuras
en continua evolución. Estos objetos "existen sólo a través de
construcciones de conceptos y son el único camino para comunicar algo de esos
objetos"
[10]
.
2. - La mayoría de dichos conceptos se encuentran en continuo cambio y
se modifican al albur de investigaciones, escuelas y métodos. Es importante
insistir en que los conceptos soportan un planteamiento teórico previo y
varios conceptos referidos a un mismo objeto pueden responder a diversas
formulaciones teóricas. La convivencia entre varios significantes plantea
incluso, en la historiografía,
polémicas referentes a su contenido. Un ejemplo puede ser la
discusión establecida sobre términos como régimen señorial, feudalismo
o Antiguo Régimen.
[11]
3. - Los conceptos son en la Historia, gracias a su
interdisciplinariedad, tomados de otras disciplinas cercanas. El historiador
usa conceptos la mayoría acuñados por otras áreas científicas. Algunos
de ellos han sido madurados conceptualmente por la historiografía, y otros
adoptados o rechazados, en ocasiones adaptados,-según las "modas
historiográficas.
[12]
La
investigación histórica prácticamente no ha creado un lenguaje científico
propio. "Algunos términos como Edad Media, Renacimiento, feudalismo,
o conceptualizaciones como coyuntura, son conceptos propios de la
investigación historiográfica
[13]
. Pero, en completo acuerdo con Julio Aróstegui, no deja de
existir una disciplina porque no tenga un lenguaje acuñado. Ello no significa
que la racionalidad científica se ponga en tela de juicio ni que no
exista una realidad, sino que esa realidad pasa, se construye y se altera
por el medio social
[14]
. La lengua es externa a los acontecimientos, y
éstos, dice Kosselleck, son
la espina dorsal de la investigación histórica. Los conceptos
sociales, políticos y económicos están engarzados para comprender los
sucesos
[15]
"Lo importante es que existan conceptos claros y expresos
que representan realidades sin ambigüedad (...) y la vitalidad de una
disciplina se muestra entre otras muchas cosas por su capacidad en crear
lenguaje
[16]
. Y modestamente añadiría, en utilizar y transformar el
lenguaje científico de otras disciplinas. La interdisciplinariedad de la
Historia, la coloca en una magnífica situación para ello
[17]
.
Así,
la historiografía ha recurrido a términos de la Sociología y las Ciencias
Políticas en lo relativo a procesos, fenómenos y categorías: estructura,
clase, transición, acción social, cambio, sistema,
etc. Y de forma
peculiar y reconocible
[18]
.
4. - La característica más significativa del
lenguaje histórico, es sin duda alguna la imprecisión. La variedad de
significados es un tema propio de la historiografía, y ante la que se
encuentra el documentalista a la hora de convertir este lenguaje en otro más
controlado y preciso. Insistimos en que la imprecisión y la ambigüedad
existen en cuanto a los términos en sí mismos, pero no en el contexto de
unas relaciones semánticas como se establecen en un vocabulario controlado.
No es tanto la singularidad o pluralidad gramatical
la que debe decirnos si un lenguaje es más o menos preciso,
sino cuatro factores fundamentales:
·
La clara
conceptualización o teorización que el término tiene en la disciplina.
·
La forma en que se
determina su presentación en el vocabulario.
·
El contexto
[19]
: las relaciones
jerárquicas y semánticas en que se enmarca.
·
La eliminación de cualquier
ambigüedad a partir de aclaraciones o definiciones: Notas
de alcance del tesauro.
Estas
cuatro premisas creemos deben ser, el soporte de los conceptos en un tesauro. Comprender las
palabras en el mismo sentido, es propio del lenguaje científico y en
nuestro caso del histórico. Aún partiendo de la base de que cada uno podemos
interpretar cada palabra de manera distinta, la semántica da uniformidad en
el "uso" de la lengua. El
significado de una palabra no es lo que significa sino el
contexto en que se usa, y que permite su compresión en el mismo
sentido por un número variado de personas.
Una
expresión puede ser clara en sí misma, o definirse en función a su
contexto. Así foro es un término ambiguo que para un historiador
tiene significado claro según aparezca en el ámbito de la Galicia medieval o
del mundo clásico. Estos términos son los que necesitarán una nota de
alcance o una relación de contexto en el tesauro. Un término ambiguo en sí
mismo como crisis, obtiene su referente en varios contextos:
guerra de Cuba, Viernes
Negro, etc. Es el momento histórico el que los aclara y define. Un gran
número de conceptos históricos se forman de esta manera; acoplando su
dimensión política, social o económica, la ideología imperante u opositora
a un lugar, una fecha o un protagonista. En resumen a un suceso
extraordinario: grito de Yara, levantamiento de Torrijos, golpe
del 23 de Febrero, primavera de Praga.
2.
- LOS TÉRMINOS HISTÓRICOS EN UN SISTEMA DOCUMENTAL DE HISTORIA
CONTEMPORÁNEA
La mayoría de los trabajos publicados sobre el lenguaje de las
Ciencias Sociales y Humanas
[20]
, hacen un análisis puramente gramatical de los conceptos
presentados en las publicaciones de estas áreas, y
consideran las dificultades en el análisis documental en función de
la singularidad o pluralidad de los términos
[21]
. Así Wiberley
[22]
, refiriéndose a los términos en Ciencias Humanas, los divide en
cuatro categorías: 1) Propios singulares
(Manuel Azaña), 2) Propios comunes numerables (Brigadas
internacionales, Legión española), 3) Propios colectivos, bien
ideológicos (radicales, carlistas), o
culturales (Renaixenca) y
4) Comunes (sustantivos abstractos o concretos).
Su
conclusión es que dado que los términos propios singulares y comunes en las
Ciencias Humanas son los más numerosos, la imprecisión en las Ciencias
Humanas es menor de lo que se presume y el control de estos términos,
llamados por algunos identificadores o descriptores onomásticos resolvería
en buena medida el problema de los lenguajes en Humanidades. Igualmente Line
[23]
argumenta que acontecimientos, individuos e instituciones tienen
un fácil control terminológico. Sin embargo, consideramos estas afirmaciones
demasiado simplistas. Excepto los nombres propios singulares de indudable
precisión, y ello después de solucionar variedad de formas, títulos o
seudónimos, el resto tienen, además de los propios de un lenguaje natural,
todos los problemas derivados del
carácter evolutivo del análisis historiográfico . Veamos algunos de ellos:
·
Sinonimias históricas
Aquellos términos que se utilizan en una época histórica y que
permanecen identificándose con ella. Así por ejemplo con la crisis del
Antiguo Régimen, conceptos relativos al sistema impositivo desaparecen
(alcabalas, enfiteusis, censos.... ) y aparecen otros consecuencia de
dicha transformación (contribución de inmuebles, contribución de
utilidades, etc...). Igual sucede con muchas instituciones (Consejos,
Inquisición, Mesta) que desaparecen en el siglo XIX. Otras cambian su nombre
en la medida que se transforman con las sucesivas reformas administrativas , y
aparecen otras (Senado, Ministerios, etc). Algunos
conceptos son sustituidos
por otros términos, quasisinónimos, que llevan en sí la evolución social
de la realidad que representan (boticas y farmacias) (economía y fomento)
(Pronunciamiento, levantamiento, golpe de estado).
·
Homonimias históricas
Existen conceptos que atraviesan la Historia morfológicamente
inalterables, y son utilizados políticamente
para cumplir unos fines doctrinales e ideológicos concretos. Existen
gran número de estudios sobre el origen y evolución de dichos términos.
Vamos a fijarnos en tres ejemplos:
A)
Revolución. Nace en Francia en 1789, y se aplica en España a procesos
y acontecimientos de 1808, 1868, o 1931
[24]
.
B)
Cruzada. Término surgido en el medievo, el bando franquista lo
recupera para identificar la guerra civil como "lucha contra el
infiel" (comunista o rojo).
C)
Desastre:
Desastre del 98, desastre de Annual.
Las
palabras que se acuñan para identificar un momento, un suceso, un proceso
histórico, no son en la mayoría de los casos "inventadas" o
utilizadas por los historiadores sino por los protagonistas del suceso como
arma de propaganda u oposición: Telón de acero (Winston Churchill).
La guerra civil española, es llamada por uno y otro bando guerra de
liberación, cruzada o guerra de independencia. Los
contendientes son rojos, rebeldes, nacionales o republicanos
según desde que zona e ideología se les denomine
[25]
.
Las
distintas escuelas historiográficas han adoptado diferentes términos para
representar sistemas o procesos. Términos procedentes de la escuela marxista:
lucha de clases, proletariado, cultura material; otros de
la Escuela de Annales: mentalidades, memoria colectiva, vida
cotidiana. Aparecen nuevas disciplinas (historia del medio
ambiente), nuevas periodizaciones (la historia inmediata o del tiempo
presente). La antropología feminista ha aportado a la historiografía nuevos
conceptos como el de Género. En algunos casos el concepto y su término ha
dado lugar a importantes debates historiográficos: coyuntura vs. estructura:
estamentos vs clases
[26]
: feudalismo vs. régimen señorial. Incluso, existen
acontecimientos que por razones ideológicas o políticas cambian su
denominación en diversos ámbitos geográficos. Mientras entre los
historiadores castellanos ha pervivido el término Guerra de la
Independencia, la historiografía catalana denomina a la guerra de 1808 guerra
del Francés.
[27]
En este sentido, incluso, encontramos en América Latina,
historiadores que denominan a la época del reinado de Fernando VII, como la España boba.
La
historia, a veces, se convierte
en oral, y es el pueblo el que
asume un término, cuya comprensión sólo es posible en un contexto
histórico. Aún quedan en Madrid ancianos que al referirse a las bombas
terroristas utilizan el término mateomorrales. Nada histórico existe
sin las palabras: sucesos espectaculares, movimientos internos, palabras
escritas, palabras dichas. Unas perviven con éxito en el tiempo, otras son "flor
dialéctica de un día".
Vamos
a intentar clasificar los términos históricos desde un punto de vista
funcionalista en los siguientes grupos, que podrían corresponder a los
distintos elementos que pueden diferenciarse y detectarse en el análisis
documental:
1)
Protagonistas: Nombres propios de personas, instituciones (públicas,
privadas, partidos políticos, asociaciones, etc.) o colectivos (órdenes
religiosas, oficios)
2)
Fuentes: literarias, económicas, demográficas, leyes etc.
3)
Sucesos o acontecimientos, de comprensión sólo en su contexto: Corpus
de Sangre, Bienio negro, Trienio constitucional,
Cien mil hijos de San Luis. Muchas de estas expresiones sólo
adquieren concisión en un contexto temporal y con apellido geográfico,
cronológico, u onomástico ( revolución de 1868, Batalla de los
Arapiles, Pronunciamiento de Torrijos, Dictadura de Primo de
Rivera.. Algunos sucesos y épocas,
se identifican con sus protagonistas (franquismo,
sanjurjada). Estas "fantasías de Clío" como las llama
Boudet
[28]
forman el grueso de los términos históricos, aquellos que la
Historia moviliza u olvida al azar de sucesos y acontecimientos. Hay conceptos
históricos que se ha popularizado hasta formar parte del lenguaje corriente: cóctel
molotov, quinta columna. Son aquellos que
más problemas semánticos y de contexto pueden tener en un vocabulario
de Historia, ya que la temporalidad obliga a diversas interpretaciones de un
mismo término
4)
Procesos, acciones, fenómenos, ideas, objetos etc., comunes a las Ciencias
Sociales. Si el lenguaje está en continua transformación temporal, una
disciplina basada en ese propio proceso, se ve afectada por el lenguaje más
que ninguna otra.
5)
Términos geográficos.
A).- Topónimos administrativos: pueblos, ciudades, provincias, países
y entidades supranacionales (Unión
Europea, Países árabes).
B).- Regiones naturales y topónimos
históricos: (Nueva Granada,
Nuevo México). Estos últimos son los de mayor problemática a la hora del
análisis, ya que debe mantenerse su denominación histórica, en función del
período que estemos analizando. Resultaría anacrónico referirse a la
Comunidad de Madrid en el S.XII. Es
recomendable utilizar un tesauro específico de topónimos
que incluya los históricos, o
una lista controlada de dichos términos a la hora de la indización, más que
incluirlos con los anteriores grupos de términos.
6)
Período Histórico. Fechas (años, décadas, siglos) que muchas veces
complementan y aclaran los términos históricos (reinados, sucesos,
períodos) enumerados en el apartado 2 o acompañan en la indización a los
conceptos del nº 3.
Los
términos marcados con asterisco (*) forman parte del tesauro adjunto, bien
dentro de familias semánticas, bien como listas alfabéticas auxiliares. El
resto pueden recogerse en los distintos campos de una Base de Datos, sin
control documental previo, o mediante la utilización de diccionarios y
tesauros ya existentes.
TIPOLOGÍA DE TÉRMINOS EN UN
SISTEMA DOCUMENTAL DE HISTORIA
CONTEMPORÁNEA
PROPOSICION |
C O N C E P T O S |
|
QUÉ |
OBJETOS CONTABLES |
PUENTES (*) |
LIBROS (*) |
||
PROCESOS |
EMIGRACION (*) |
|
COLONIZACION (*) |
||
FENÓMENOS |
ELECTRICIDAD (*) |
|
GUERRA (*) |
||
CONCEPTOS HISTÓRICOS |
FRANQUISMO (*) |
|
RESTAURACION (*) |
||
CRISIS DEL 98 (*) |
||
COLECTIVOS |
ALIADOS (*) |
|
MONARQUICOS (*) |
||
ORDENES RELIGIOSAS (*) |
||
OBRAS |
LITERARIAS (El Capital) |
|
ARQUITECTÓNICAS (Puerta de Alcalá) |
||
PICTÓRICAS (El Guernica) |
||
DOCUMENTOS (Constitución de 1812) |
||
QUIÉN |
PERSONAJES |
POLITICOS (Azaña, Manuel) |
LITERARIOS (Azorín) |
||
DE FICCIÓN (Ana Ozores) |
||
INSTITUCIONES (Partido Republicano) |
||
CUANDO |
CRONOLOGÍA |
FECHAS (23 de Febrero de 1981) |
AÑOS (1931) |
||
PERÍODO HISTÓRICO (1936-1939) |
||
SIGLOS (XIX; XX) |
||
DÓNDE |
TOPÓNIMOS |
PAISES (España) |
U. SUPRANACIONAL (Países árabes) |
||
PROVINCIAS (Granada) |
||
COMUNIDADES (Castilla y León) |
||
CIUDADES (Madrid) |
||
FÍSICO-NATURALES (Pirineos) |
||
REGIONES Y COMARCAS (El Bierzo) |
||
HISTÓRICOS (U.R.S.S.) |
[1]
Wüster, E. Terminología. Selecció
de textos d’E. Wüster. (Ed. Mª Teresa Cabré). Barcelona: Servei
de Llengua catalana. Univ. Barcelona, 1996.
[2]
Chomsky, A. Reflexiones
sobre el lenguaje. Barcelona: Planeta
Agostini, 1985 y Saussure, F.D. Curso de lingüística general. Madrid:Alianza Editorial,
1994.
[3]
Hernández Sandoica, E. Los
caminos de la Historia. Cuestiones de historiografía y método.
Madrid: Síntesis, 1995, pp. 229-240.
[4]
Koselleck,
R. Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos modernos.
Barcelona: Paidos, 1993.
[5]
Spiegel, G..
Huellas de significado. La literatura histórica en la era del posmodernismo.
El País, 29-7-93 (Suplemento 289, Temas de nuestra época,
p. 5) y Romancing the past. Berkeley: University California
Press, 1993.
[6]
Weber, M . Sobre la teoría de las Ciencias Sociales. Barcelona:
Península, 1971,
63-64 p.
[7]
Aróstegui, J. La
investigación histórica: Teoría y método. Barcelona: Crítica, 1995.
[8]
Aróstegui,
J. Ibidem, pp. 61-63.
[9]
Budin,
G. The application of terminology-based Knowledge data bases in the
Humanities and Social Sciences and its impact on research metods. Computers
in the Humanities and the Social Sciences. Cologne Computer
Conference, 1988. Koln, Muncher: Saur, 1991 y
Wiberley, S.E. Subjects access in the humanities and the precision of
the humanist's vocabulary. Library Quaterly, 1983, vol 53, nº
4, pp. 420-433
[10]
Budin, G. Op. cit.
[11]
Estepa
Jiménez, J. El régimen señorial y el feudalismo. Estado de la cuestión. Anuario
de Historia Contemporánea, 1981, nº
8, p. 263-284.
[12]
Weber, M. Op. cit.
[13]
Aróstegui, J. Op. cit.
[14]
Ibidem
[15]
Hernández Sandoica . E. Op. cit.
[16]
Aróstegui, J. Op. cit.,
p. 28
[17]
En este
sentido es de gran interés la ponencia presentada por Manuel Pérez Ledesma
en las Terceras Jornadas de Estudios Históricos, celebradas en Salamanca en
1991, con el título: Cuando lleguen los días de la cólera.
(Movimientos sociales, teoría e Historia), dónde se plantea un
análisis de la terminología social.
[18] Hernández Sandoica, E. Op. cit.
[19]
De Wittgenstein es el famoso principio "No hay que buscar el
significado de una palabra sino su uso", Vid. Wittgenstein, K. Politico-economic
writings. Amsterdam, Philadelphia: John Benjamins Publishing Co., 1984 (reprint
de la edición de Viena de 1913)
[20]
Landridge,
D.W. Classification and Indexing in the Humanities. London:
Butterworth & Co, 1976.
[21]
Jones,
C.; Chapman, M.; Carr Woods, P.
The characteristics of the literature used by historians. Journal of
Librarianships, 1972, vol.4, nº3,
pp.137-156
[22]
Wiberley, S. Op. cit.
[23]
Line,
M.B. Concluding considerations. En: Acces
to the literature of the social Science and Humanities. Flushing N.Y.:
Queens College Press, 1974
[24]
Moliner
Prada, A. Sobre el término "revolución" en la España de 1808. Hispania,
1990, vol,50/1, nº 174, p.
285-299
[25]
Andrés
Gallego, J. El nombre de "Cruzada" y la guerra de España. Aportes,
1988,. nº8, p.
65-71.
[26]
Pérez
Ledesma, M. Clases sociales e Historia. Algunas precisiones en torno
a un concepto. En La crisis de la Rerstauración. II Coloquio de
Segovia sobre Historia Contemporánea. Dir. Manuel Tuñón de Lara. Madrid:
Siglo XXI, 1986, p..417-429
[27]
Fontana,
J. Guerra del francés, Guerra de la independencia, guerra napoleónica: ¿cuestio
de noms o de concepts?. L'Avenc,
1988, nº 113, p. 22-25
[28]
Boudet,
J. Les mots de l'Histoire. Paris: Robert Laffont, 1990.